En nuestra anterior entrega dejamos a nuestros gestores Buitres S.A. en una posición similar a la de Gollum frotando con fuerza sus hojas de registros con deudores calificados como B. Preguntándonos cómo es posible que el impago de deudas pueda ser tan rentable.
Buitres S.A. había comprado un paquete de 1.200.000 euros por un 10% de su valor en deuda. Hay que tocar la puerta de 1.000 personas. Y pagar unos abogados para que hagan papelitos. Por esa razón la compra de esos activos es tan barata. Pero Buitres S.A. que lleva un tiempo en esto y no se chupa el dedo. Ha inventado una técnica infalible para aumentar aún más el activo de 1.200.000, el noble y antiguo arte de la extorsión y la fina y bellísima técnica de la mentira.
«Hola, buenos días, ¿quién es?«, pregunta Pedro. «Somos Buitres S.A., le llamamos debido a una deuda que usted mantiene con nuestro cliente, el Banco Santander. Le llamamos para darle un plazo de tres días para pagar los 1500 euros que debe a nuestro cliente«, responde el gestor de Buitres S.A., cuyo colmillo a estas alturas roza con la suela de su zapato. «¡Pero si en el banco me dijeron que era un descubierto de 1200!» grita Pedro indignado. «La deuda ha aumentado debido a los gastos de gestión de cobro, si no paga en las próximas 72 horas, aténgase a las consecuencias«.
Observemos esta situación desde una perspectiva puramente academicista y utilizando la terminología técnica adecuada para definir esta situación. Y repasando el diccionario de la RAE, «golfos» y «cierrabares» son las palabras técnicas que mejor describen a nuestros queridos amigos con nombre comercial de carroñeros. ¿Cuáles son las consecuencias tan temibles que nos destila este gestor? , se preguntarán nuestros avezados lectores. Prepárense para la terrorífica y escalofriante reacción de que no pase absolutamente nada. Bueno, sí, que nos volverán a llamar dándonos otro plazo de 72 horas. Entre medias alguna llamadita a deshora para recordarte que están allí y algún llamacuelga al más puro estilo de los enamorados en el año 2003.
Vamos dejando claro que ni es oro todo lo que reluce y sobre todo para este caso tampoco mierda todo lo que huele a heces. Sino que pregunten a Buitres S.A. si ese montón de estiércol que han comprado es mierda o no lo es.